Símbolos que representan a nuestra ciudad
Himno Nacional Argentino
Surgió ante la necesidad de tener una canción patriótica…
En el año 1812 el Triunvirato pidió una marcha patriótica, y unos meses después, en 1813, se reunió una Asamblea Soberana que encargó la creación de esa canción. Se le solicitó la música al abogado Vicente López y Planes, y posteriormente la música a un empresario teatral catalán llamado Blas Parera.
mucho tiempo hubo debates alrededor de la letra y música de la marcha patriótica. Recién el 24 de abril de 1944 el decreto 10.302 puso fin a las disputas acerca de sus versos, ritmo y armonía, quedando así establecida la letra oficial del Himno Argentino. Allí se establece como letra el texto de la canción compuesta por el diputado Vicente López, sancionado por la Asamblea General Constituyente el 11 de mayo de 1813, y comunicado un día después por el Triunvirato al Gobernador Intendente de la provincia.
En cuanto a la música, el Poder Ejecutivo aceptó oficialmente la versión de Juan Pedro Esnaola, el 25 de septiembre de 1928. La versión del músico Esnaola fue editada como arreglo de la música del maestro Blas Parera, en el año 1860.
En cuanto a la letra, el 30 de marzo de 1900 se sancionó un decreto para que en las festividades oficiales o públicas, así como en los colegios o escuelas del Estado, sólo se canten la primera y la última cuarteta y el coro de la canción sancionada por la Asamblea General del 11 de mayo de 1813.
Letra sancionada por la Asamblea General
Marcha Patriótica
Letra: Vicente López y Planes
Música: Blas Parera
Letra: Vicente López y Planes
Música: Blas Parera
Coro
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir.
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir.
Oíd ¡mortales! el grito sagrado:
¡Libertad, libertad, libertad!
Oid el ruido de rotas cadenas:
Ved en trono a la noble Igualdad.
¡Libertad, libertad, libertad!
Oid el ruido de rotas cadenas:
Ved en trono a la noble Igualdad.
Se levanta a la faz de la tierra
Una nueva y gloriosa Nación:
Coronada su sien de laureles
Y a su planta rendido un León.
Una nueva y gloriosa Nación:
Coronada su sien de laureles
Y a su planta rendido un León.
Coro
De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar;
La grandeza se anida en sus pechos,
A su marcha todo hacen temblar.
De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar;
La grandeza se anida en sus pechos,
A su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
Y en sus huesos revive el ardor,
Lo que ve renovando a sus hijos
De la Patria el antiguo esplendor.
Y en sus huesos revive el ardor,
Lo que ve renovando a sus hijos
De la Patria el antiguo esplendor.
Coro
Pero sierras y muros se sienten
Retumbar con horrible fragor:
Todo el país se conturba con gritos
de venganza, de guerra y furor.
Pero sierras y muros se sienten
Retumbar con horrible fragor:
Todo el país se conturba con gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
Escupió su pestífera hiel
Su estandarte sangriento levantan
Provocando a la lid más cruel.
Escupió su pestífera hiel
Su estandarte sangriento levantan
Provocando a la lid más cruel.
Coro
¿No los veis sobre Méjico y Quito
Arrojarse con saña tenaz?
¿Y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y la Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
Luto y llanto y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?
¿No los veis sobre Méjico y Quito
Arrojarse con saña tenaz?
¿Y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y la Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
Luto y llanto y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?
Coro
A vosotros se atreve ¡Argentinos!
El orgullo del vil invasor,
Vuestros campos ya pisa contando
Tantas glorias hollar vencedor.
A vosotros se atreve ¡Argentinos!
El orgullo del vil invasor,
Vuestros campos ya pisa contando
Tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos que unidos juraron
Su feliz libertad sostener.
Su feliz libertad sostener.
A esos tigres sedientos de sangre
Fuertes pechos sabrán oponer.
Fuertes pechos sabrán oponer.
Coro
El valiente argentino a las armas
Corre ardiendo con brío y valor,
El clarín de la guerra cual trueno
En los campos del Sud resonó;
Buenos Aires se pone a la frente
De los pueblos de la ínclita Unión,
Y con brazos robustos desgarran
Al ibérico altivo León.
El valiente argentino a las armas
Corre ardiendo con brío y valor,
El clarín de la guerra cual trueno
En los campos del Sud resonó;
Buenos Aires se pone a la frente
De los pueblos de la ínclita Unión,
Y con brazos robustos desgarran
Al ibérico altivo León.
Coro
San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
Del tirano en la Banda Oriental;
Son letreros eternos que dicen:
"Aquí el brazo argentino triunfó."
"Aquí el fiero opresor de la patria
Su cerviz orgullosa dobló."
San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
Del tirano en la Banda Oriental;
Son letreros eternos que dicen:
"Aquí el brazo argentino triunfó."
"Aquí el fiero opresor de la patria
Su cerviz orgullosa dobló."
Coro
La victoria al guerrero argentino
Con sus alas brillantes cubrió,
Y azorado a su vista el tirano
Con infamia a la fuga se dio;
Sus banderas, sus armas se rinden
Por trofeos a la Libertad.
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
Trono digno a su gran majestad.
La victoria al guerrero argentino
Con sus alas brillantes cubrió,
Y azorado a su vista el tirano
Con infamia a la fuga se dio;
Sus banderas, sus armas se rinden
Por trofeos a la Libertad.
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
Trono digno a su gran majestad.
Coro
Desde un polo hasta el otro resuena
De la fama el sonoro clarín.
Y de América el nombre enseñado,
Les repite ¡mortales! Oíd:
¡Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!
Desde un polo hasta el otro resuena
De la fama el sonoro clarín.
Y de América el nombre enseñado,
Les repite ¡mortales! Oíd:
¡Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!
Escudo nacional
Origen y características
El escudo nacional argentino tiene su origen en el sello usado por la Soberana Asamblea General Constituyente de 1813.
Antecedentes
En enero de 1794 la Corona de España creó el Real Consulado de Buenos Aires. Al frente del edificio donde este funcionaba se colocó un escudo con los colores celeste y blanco. Estos colores provenían de los colores borbónicos, de la casa de Fernando VII.
Origen del escudo nacional
Hasta el momento en que se instaló la Asamblea del año XIII, el 31 de enero de 1813, el sello que se utilizaba para los documentos del Virreinato era el de las armas reales. Cuando la Asamblea se creó, y ante la necesidad de contar con un sello propio, se comenzó a utilizar uno inspirado en un modelo que compuso el peruano Antonio Isidro de Castro en 1812 por disposición de Bernardino Rivadavia, y que le había sido presentado al Primer Triunvirato.
El 12 de marzo de 1813 se hizo la primera mención expresa acerca del escudo, cuando se dispuso que el Supremo Poder Ejecutivo (Segundo Triunvirato) usara el mismo sello que la Soberana Asamblea, aunque con la inscripción correspondiente alrededor de los atributos.
Los primeros documentos que se conocen con el sello de la Soberana Asamblea son de 1813. En un decreto del 22 de febrero, firmado por Alvear y Vieytes, aparece el escudo en un sello de lacre. Otro decreto del 27 de abril de ese mismo año asigna carácter de emblema nacional a ese sello, al ordenar que las armas del rey, fijadas en lugares públicos o que figuren en los escudos y banderas de algunas corporaciones sean sustituidas por las armas de la Asamblea (el escudo).
La forma definitiva del escudo nacional quedó fijada en 1900 por Estanislao S. Zeballos, en esos momentos ministro de Estado, con el Decreto 10.302, dictado en Acuerdo General de Ministros el 24 de abril de 1944.
Características y significado
Nuestro escudo nacional tiene forma de elipse, cortada al medio: la mitad superior azul celeste, que representa la justicia, la verdad, la lealtad y la fraternidad; y la mitad inferior, de color plata (blanco), símbolo de pureza, fe, hidalguía, integridad, firmeza y obediencia.
En la mitad inferior se estrechan dos manos diestras que sostienen un asta, que en la mitad azul celeste ostenta un gorro frigio, símbolo de libertad. Las manos entrelazadas representan la unión fraternal de los hombres y de los pueblos. El asta o pica simboliza la autoridad, el mando, la dignidad y la soberanía.
En la punta se ubica un sol naciente (figurado, de oro) con veintiún rayos visibles rectos y flamígeros alternados, que representa la verdad, la majestad y la prosperidad. Dos ramas de laureles (símbolo de victoria y de gloria) forman una corona sobre la cara del sol y se cruzan en la base, unidos por un moño con los colores de la bandera nacional.
Historia de la bandera
Su creación y reconocimiento
Creación
Propuesta y juramento de la bandera
Manuel Belgrano creó la bandera celeste y blanca basándose en la escarapela nacional aprobada por el Triunvirato el 18 de febrero de 1812, que él mismo había propuesto al gobierno.
Así fue como Manuel Belgrano diseñó la bandera con los mismos colores que la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Esa bandera celeste y blanca no era como la de hoy: tenía dos franjas blancas y una azul en el medio. Fue izada por primera vez el 27 de febrero de 1812, en Rosario, a orillas del río Paraná. Ese mismo día, Belgrano hizo jurar la bandera a sus soldados diciéndoles:
¡Soldados de la Patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro Excmo. Gobierno: en aquel, la batería de la "Independencia", nuestras armas aumentarán las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos, interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo”‘¡Viva la Patria”
Belgrano envió una carta al gobierno para comunicarle este hecho. El gobierno responde el 3 de marzo, ordenándole que ocultara la bandera, pero Belgrano ya estaba lejos Rosario, y no se enteró.
Aquel 27 de febrero, el mismo día en que se enarboló por primera vez la bandera blanca y celeste, Belgrano recibió del Triunvirato la orden de hacerse cargo del Ejército del Norte. Fue por eso que cuando llegó la respuesta del gobierno ya era muy tarde.
En esa carta no sólo se le ordenaba ocultar la bandera: también que en su lugar se enarbolara la que hasta ese momento se venía usando. Esta orden obedecía a preocupaciones del gobierno relacionadas con la política exterior.
Como Belgrano no supo del rechazo del gobierno a la nueva bandera, el 25 de mayo de ese mismo año volvió a enarbolarla.
El Ejército del Norte se dirigía a Humahuaca, y en San Salvador de Jujuy colocaron la bandera en los balcones del Ayuntamiento, en lugar de la bandera real que comúnmente se utilizaba en las festividades públicas de aquella época. En ese lugar fue bendecida por primera vez la bandera argentina diseñada por Belgrano.
El 27 de junio el Triunvirato volvió a ordenarle a Belgrano que guardara la bandera celeste y blanca, y le recrimina su desobediencia. El 18 de junio Manuel Belgrano dijo a sus soldados que guardaría la enseña para el día de la gran victoria.
El 23 de agosto de 1812 la bandera se izó en Buenos Aires por primera vez, en la torre de la iglesia de San Nicolás de Bari, donde hoy se encuentra el Obelisco.
Fue recién el 20 de junio de 1816 cuando el Congreso de Tucumán reconoció oficialmente a la bandera celeste y blanca, gracias al decreto presentado por el diputado José M. Serrano y aprobado por el Congreso:
Elevadas las Provincias Unidas en Sud América al rango de una Nación después de la declaratoria solemne de su independencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blanca que se ha usado hasta el presente y se usará en lo sucesivo exclusivamente en los Ejércitos, buques y fortalezas, en clase de Bandera menor, ínterin, decretada al término de las presentes discusiones la forma de gobierno más conveniente al territorio, se fijen conforme a ella los jeroglíficos de la Bandera nacional mayor.
Comuníquese a quienes corresponda para su publicación.
Francisco Narciso de Laprida, Presidente. Juan José Paso, Diputado Secretario.
Por último, el 25 de febrero de 1818 el Congreso de Tucumán, ya en Buenos Aires, aprobó como bandera de guerra la blanca y celeste con el emblema incaico del sol en el centro.
El Día de la Bandera
8 de junio de 1938 el Congreso de la Nación, por ley nacional Nº 12.361, estableció el 20 de junio -aniversario del fallecimiento del Gral. Manuel Belgrano, ocurrido en 1820)– como Día de la Bandera, y declara a este día feriado nacional.
La escarapela (distintivo nacional)
Su creación
El 13 de febrero de 1812 Manuel Belgrano propuso que se creara una escarapela nacional. Hasta ese momento, los distintos cuerpos del Ejército utilizaban diferentes distintivos. Unos días después, el 18 de febrero, el Triunvirato aprobó el uso de la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de color blanco y azul celeste. Estos colores provenían de los colores borbónicos, de la casa de Fernando VII (rey ausente de España).
Distintas versiones sobre su origen
Una de las versiones indica que los colores blanco y celeste fueron utilizados por primera vez durante las invasiones inglesas –en 1806 y 1807– por el primer cuerpo de milicia urbana del Río de la Plata, y que luego empezaron a popularizarse entre los criollos. Otra dice que la escarapela argentina fue utilizada por primera vez por un grupo de damas de Buenos Aires, cuando se presentaron a una entrevista con el entonces coronel Cornelio de Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, el 19 de mayo de 1810.
Es un error atribuirle a French la creación de la escarapela. Es posible que esta historia haya nacido de la tradición oral, recogida por Mitre mientras preparaba una de sus obras. Sí se sabe que durante las jornadas del 22 y 25 de mayo de 1810 los patriotas identificaban a los adherentes a la Revolución de Mayo otorgándoles unas cintas blancas. Es posible que el 21 de mayo French y Beruti hayan repartido las cintas blancas.
El Día de la Escarapela
En el año 1935, el Consejo Nacional de Educación instituyó el 18 de mayo como Día de la Escarapela (Res. 13-5-1935, Expte. 9602-9º-935).